Julio Augusto García Romero

2005-2025
¡20 años impunidad !

2005 - 2025
¡20 AÑOS DE IMPUNIDAD!

Julio Augusto García Romero

Nació en Santiago de Chile el 17 de agosto de 1947
y murió en Quito – Ecuador, asfixiado por la represión policial,
el 19 de abril del 2005.


Se cumplen el próximo abril... ¡20 años de impunidad!

El tiempo es tan sutil, tan efímero que se nos va de entre los sueños y al despertar… días y días han pasado. Días de ausencia, de recuerdos, de nostalgia que inunda los pensamientos de anhelo de un abrazo.

Ya no estás físicamente, pero perdura la memoria, inmortal e incorruptible de todo lo hermoso vivido por quienes te conocieron y te amaron.

«El Siete», como te llamaban, hombre soñador con un carácter imponente pero un corazón tan amoroso y compasivo. A los 58 años te arrebataron los sueños en vida, pero tu inmortal legado e inmortal memoria que vive en nuestros corazones te hacen eterno.

Padre, Esposo, Abuelo… pero sobre todo Amigo! esos amigos que te da la vida y que no son fáciles de encontrar. Y muchos de tus amigos que hoy te recuerdan, elevaron un saludo y un salud en tu memoria.

Porque estás aquí, eternamente estarás aquí.

Dedicado a mi padre, Papá Julio.

Atte. Bruno García

Caso Julio García Romero vs Estado Ecuatoriano, Audiencia Corte IDH.

San José de Costa Rica, 28 de Enero de 2025

Julio Augusto García Romero
Jueces Corte Interamericana de Derechos Humanos
Jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cortesia: Corte IDH 2025.

El 28 de enero de 2025 se llevó a cabo en la ciudad de San José, Costa Rica, la audiencia del caso de mi padre, Julio García Romero, contra el Estado ecuatoriano. En abril de 2005, bajo el gobierno del expresidente Lucio Gutiérrez, fue asesinado debido a la represión policial mediante el uso de gases lacrimógenos en una manifestación pacífica. Dicha manifestación no portaba armas ni bombas molotov; solo alzaba la voz y expresaba la indignación de un pueblo harto de la corrupción en el poder.

La audiencia comenzó aproximadamente a las 9:30 a. m. Fuimos citados como «presuntas» víctimas Rosario Parra, última pareja sentimental de mi padre, con quien tuvo a mis hermanas Sisa Isadora  y Sami Elena García Parra; mi persona, Bruno Augusto García Hidalgo, único hijo varón, fruto de su relación con mi madre, Irma Hidalgo; y, en representación de mis hermanas chilenas Marisol, Paola, Janny y Gabriela García Torres, hijas de Jeannette Torres.

Julio García, con sus dos pequeñas hijas Sami (4 años) y Sisa (9 años)

Para mí, llegar a la sede de la Corte IDH fue un momento de gran expectativa y estrés, ya que era la primera vez que asistía a un evento de tal magnitud. Allí tendría la oportunidad de dar mi testimonio sobre lo ocurrido y expresar, como hijo, el dolor y la violación de nuestros derechos a los que fuimos sometidos los hijos de Julio García.

Antes de ingresar a la sala, nos solicitaron amablemente a Charito (Rosario Parra) y a mí esperar hasta ser llamados por los jueces para testificar. Aproximadamente veinte minutos después, llamaron a Charito a la sala de audiencia. La ansiedad crecía en mí mientras esperaba en la sala de reuniones, sumido en recuerdos: los eventos de aquel trágico abril de 2005, momentos de la vida junto a mi padre, nuestro reencuentro familiar en Arica, Chile, y la Navidad de 2002.
El tiempo transcurría con lentitud, y yo tenía gran incertidumbre sobre las preguntas que podrían hacerme los jueces o los representantes del Estado ecuatoriano. Me preocupaba cómo manejar mi impulsividad y mi ira ante cualquier pregunta fuera de lugar o malintencionada hacia la memoria de mi padre. Para calmarme, realicé ejercicios de respiración recomendados por el abogado Mario Melo, los cuales fueron de gran ayuda para encontrar serenidad antes de mi testimonio.

 

Diente de León desplegando sus semillas, representando la felicidad.

Los minutos parecían eternos. Me acerqué a una ventana de la sala de reuniones, donde observé un día hermoso, soleado y con brisa abundante. Las banderas de Costa Rica y la CIDH flameaban intensamente. En ese instante, mi lado más espiritual afloró: pedí a Dios que calmara mi ansiedad y me diera paz. También hablé con mi padre, diciéndole que su hijo estaba allí para contar la verdad ante aquellos seis jueces. Le aseguré que lo amamos, que sigue presente en nuestros corazones y que no descansaremos hasta obtener justicia. Pedí fuerza y las palabras adecuadas para que los jueces validaran nuestra verdad sobre la mentira argumentada por los representantes del Estado ecuatoriano.

Justo al terminar esta reflexión, ocurrió algo especial: una espiga de diente de león se posó en la punta de mi nariz. Para mí, fue un momento mágico, pues de niño siempre me dijeron que esas espigas representaban a los ángeles. Este pequeño acontecimiento me llenó de fortaleza para afrontar cualquier duda o pregunta malintencionada en la audiencia.
Lo que sucedió después es conocido por quienes nos acompañaron viendo la transmisión en vivo. Respondí con la verdad, toda la verdad que reposa en mi memoria. El dolor por el asesinato de mi padre en abril de 2005 sigue presente, una herida imborrable en el corazón de quienes lo amamos.

Creo que hice un buen trabajo. Al principio, me preocupó que los jueces no me hicieran muchas preguntas, pero con el Estado fui puntual y contundente en mis respuestas. Luego, pasé al público de la audiencia, donde, en varias ocasiones, tuve que contener las ganas de gritar «¡Mentira!» ante las falacias expuestas por el testigo del Estado. Este testigo, más allá de presentar sus títulos, doctorados y maestrías, solo evidenció su desconocimiento de los acontecimientos del 19 de abril de 2005, limitándose a exponer el conocimiento técnico de su área. Su principal argumento fue un manual policial sobre el «Uso Legítimo de la Fuerza», documento que no existía en 2005 y que en la práctica no es respetado en Ecuador, como lo evidencian las recientes violaciones a los derechos humanos en las marchas de Quito, la «Carita de Dios».


Observé con indignación cómo los abogados del Estado ecuatoriano presentaron un video manipulado, que mostraba imágenes del 20 de abril, cuando mi padre ya había fallecido, pretendiendo hacerlo pasar como evidencia de la supuesta violencia de los manifestantes. Fue una mentira descarada que quedó en evidencia gracias a la réplica de nuestros abogados.

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Rosario Parra Roldán, Pareja Julio García
Bruno García Hidalgo, Hijo de Julio García

La audiencia fue extensa y mentalmente agotadora, pero, al mismo tiempo, siento que mi familia y yo dimos un gran paso en la búsqueda de justicia. Solo nos queda esperar el veredicto de la Corte IDH. Espero que este lamentable hecho marque un punto de inflexión para que se regulen y controlen las violaciones al legítimo derecho a la protesta. Ningún padre, madre o periodista alternativo debería ser víctima de la represión de un Estado que, en lugar de proteger a su pueblo, lo ataca por expresar su descontento, aferrándose al poder a toda costa.

Quiero aprovechar para agradecer al equipo de Derechos Humanos de la PUCE, a los abogados Mario Melo, David Cordero, José Valenzuela y al joven estudiante de Derecho Mathias. Y por parte del Inredh a la joven abogada Dayuma Amores y a Luis Angel Saavedra Jr. Todos excelentes profesionales y aun más, excelentes seres humanos, así como al equipo de abogados  de la comisión  IDH por su valioso aporte en el desarrollo de la audiencia.

Izq a Derecha: Bruno García, David Cordero, José Valenzuela, Luis Angel Saavedra y Dayuma Amores.
Equipo Derechos Humanos PUCE e INREDH. Junto a Charito, Sami y mi persona.

Espero que la justicia llegue pronto y que los responsables del asesinato de mi padre sean castigados. No puede haber impunidad. Han pasado veinte años en los que han intentado archivar el caso para proteger a los responsables intelectuales y materiales del uso excesivo de la violencia por parte de la policía ecuatoriana.
¡Nunca más! Ni perdón ni olvido. La vida de todos los ciudadanos no tiene precio. La vida no se negocia. La vida de mi padre, Julio García Romero, no se negocia.

Bruno Augusto García Hidalgo, en Quito a los 30 dias de Enero de 2025.

Ultima fotografia de Julio García y sus 7 hijos en playa corazones, Arica - Chile, Enero 2003.

Videos Audiencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos
Caso: Julio Augusto Romero vs Ecuador

Video de la ceremonia realizada en Diciembre de 2016, donde esparcí las cenizas de mi padre en el Pichincha, en Quito - Ecuador.

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